Así comenzó nuestra historia, en aquella casa, esa vieja casa de adobe, con el amor de nuestros padres, de sangre Riojana y Neuquina.

Inculcándonos siempre el respeto por nuestras costumbres y tradiciones, y ese amor y cuidado por la naturaleza.

Un día, junto a ellos, mis hermanos Tato, Chicho y David, decidimos iniciar este tránsito por los caminos de montaña, preparándonos para comenzar a realizar “CABALGATAS” y “ACTIVIDADES DE MONTAÑA”.

Trenzados en esta hermandad, hace más de 20 años comenzamos a hacer los primeros reconocimientos del terreno en el monte, en la flamante Cordillera de Tunuyán.

El sentimiento, la pasión y el respeto comenzaban a latir.

Donde los sueños y proyectos hoy son una realidad.

Cuando nuestros primeros fogones, junto a la guitarra de David y el bombo de Tato, ya anunciaban las primeras siembras.

Y ese hermano que, desde lejos, pero muy cerca, siempre estaba: “El Ino”, el que nunca nos soltó la mano, fiel amigo y hermano consejero. Quien a veces fue silencio, fue oreja y fue voz.

Y la bendición de Dios en guiar e iluminar nuestros caminos hasta el día de hoy.

Un día, el tiempo y la vida nos llevarían a tomar distintos caminos, pero siempre unidos en este mundo de montañas.

El camino continuaba y la trayectoria seguía: “JAL CABALGATAS” y “JAL ACTIVIDADES DE MONTAÑA”.

Hoy, con un gran equipo de trabajo, mantenemos vivas nuestras costumbres y tradiciones, con ese respeto, pasión y amor por nuestros caballos, en contacto directo con la naturaleza.